lunes, septiembre 12, 2005

La Internacional Situacionista. Auge y caída de la crítica a la sociedad espectacular (IV)


Algunos aspectos teóricos de la Internacional Situacionista: Urbanismo, crítica del arte y vida plena.

“En el lenguaje de la contradicción la crítica de la cultura se presenta unificada: en cuanto que domina el todo de la cultura –su conocimiento como su poesía- y en cuanto que ya no se separa más de la crítica de la totalidad social. Es esta crítica teórica unificada la única que va al encuentro de la práctica social unificada.”

Guy Debord[i]

El concepto principal en torno al cual gira toda la teoría situacionista es el de “vida”, en tanto que ésta ha quedado reducida a una mera representación y es necesaria una teoría y una práctica que permitan superar esa separación hasta llegar a su plena realización libre de los condicionantes que le impone el capitalismo en su fase espectacular: “Toda la vida de las sociedades en las que dominan las condiciones modernas de la producción se presentan como una acumulación de espectáculos. Todo lo que era vivido directamente se aparta en una representación.”[ii] Los situacionistas plantean un rechazo radical a las condiciones de vida que impone el capitalismo, buscan la realización de una vida plena y unificada, por lo que su crítica también será unificada, lo que se rechaza es la totalidad del sistema capitalista, no un aspecto determinado.

Después de haber repasado brevemente la historia de la I.S. es necesario detenerse en algunas de las ideas más importantes de los situacionistas. Aquí se analizarán algunas de esas ideas, pero sin olvidar en ningún momento que los diferentes aspectos de la crítica situacionista no se pueden separar unos de otros sino que todos se engloban en una crítica unitaria del capitalismo. Tres serán los conceptos a tratar: el urbanismo, la crítica del arte y su concepto de vida.

La I.S. concedió especial importancia a la ciudad como marco de referencia de la lucha histórica del proletariado por su emancipación. Desde un primer momento las cuestiones relativas al urbanismo tuvieron gran importancia en las tesis situacionistas, desarrollándose en torno a dos conceptos clave: el urbanismo unitario y la psicogeografía. El urbanismo unitario consistía en una crítica global del urbanismo espectacular, en tanto que espacio enajenado a la vida cotidiana al serle impuesta una especialización –forjada sobre la existente división del trabajo- y un extrañamiento del entorno. La crítica situacionista al urbanismo buscaba una ciudad social y lúdica en la que el juego, la imaginación y la participación social en su construcción fuesen un hecho[iii]. La intervención práctica en la ciudad por parte de los situacionistas se concretaba en la psicogeografía y la práctica de la deriva[iv]. Esta práctica combinaba lo aleatorio, el “dejarse llevar” a través del paisaje urbano, con el estudio de planos y mapas, todo ello conectándolo con unas supuestas variables psicogeográficas que influirían en la deriva de modos diferentes según las personas y las propias condiciones del entorno urbano. En las teorías situacionistas sobre la ciudad se aprecia de forma clara el gran problema al que se enfrentó la I.S. Pretendía unificar la crítica teórica de la sociedad capitalista y la práctica que superase esa realidad, pero lo cierto es que, frente a su análisis acertado y lúcido del urbanismo totalitario, las propuestas prácticas no pasaron en muchos casos de esbozos e ideas vagas.

Los situacionistas consideraban que el arte era una parte más de la sociedad espectacular que había que superar en tanto que era un aspecto más de la separación a que estamos sometidos[v]. Debord, escribió en La sociedad del espectáculo: “El dadaísmo ha querido suprimir el arte sin realizarlo; y el surrealismo ha querido realizar el arte sin suprimirlo. La posición crítica elaborada después por los situacionistas mostró que la supresión y la realización del arte son los aspectos inseparables de una misma superación del arte[vi]. Se trataba de superar el arte como esfera separada de la vida, como especialización. La crítica del arte de los situacionistas parte –necesariamente- de una crítica de la división del trabajo que compartimenta la vida en esferas y define a las personas en relación a su función social, empobreciendo nuestras vidas. El cuerpo central de la crítica situacionista del arte puede rastrearse en pensadores utópicos del siglo XIX como William Morris[vii] y en las vanguardias históricas del primer tercio del siglo XX, pero esta concepción de la práctica artística encontró su expresión más radical en las teorías situacionistas, a la vez que trataba de superar las contradicciones en las que habían incurrido los dadaístas y los surrealistas[viii]. Hasta qué punto lograron los situacionistas superar esa división es algo discutible, pero lo que es cierto es que encontraron resquicios a través de los cuales minar la “cultura seria” y superar la separación entre productor-consumidor de arte. Los medios preferidos para ello fueron los happenings y performances y el desvío –plagio- de cuadros, fotografías, carteles publicitarios o cómics[ix].

El situacionismo no consiguió superar el arte, pero sí consiguió bajarlo del pedestal y darle nuevas perspectivas críticas, desde entonces un spray y un cartel publicitario pueden convertirse en instrumentos suficientes para desarrollar un ataque “artístico” contra el sistema. Pero también es cierto que muchas de las ideas situacionistas sobre el arte fueron recicladas por el sistema y utilizadas en su favor. Hoy es habitual ver músicos, anuncios publicitarios o galerías de arte que utilizan -conscientemente o inconscientemente- recursos desarrollados por los situacionistas como el desvío para vendernos el último producto de moda. La capacidad del capitalismo para dar la vuelta a las críticas y adaptarlas a sus planteamientos, descontextualizándolas y eliminando cualquier mensaje crítico es algo que no puede dejar de sorprender a cualquiera que haya estudiado un poco la historia de los movimientos anticapitalistas.

Como ya se ha repetido a lo largo de este ensayo, uno de los aspectos fundamentales de la crítica situacionista es el relativo a la crítica de la vida según las condiciones que impone la “sociedad espectacular”. El objetivo de esa crítica buscaría una realización plena de la vida, en unas nuevas condiciones alejadas del consumismo, la especialización y la separación, lo que permitiría la satisfacción de nuestros deseos[x]. Así, se puede hablar de un hedonismo situacionista que parte de las teorías de Lefevbre sobre la vida cotidiana y del Homo ludens de Huizinga. El juego tendrá gran importancia en las teorías situacionistas, llegándose a hablar en algunos textos de la “revolución como juego”[xi]. Esa búsqueda de una realización plena de la vida hay que verla como un rechazo total a las condiciones de existencia del capitalismo. Rechazo al tiempo de ocio como una parte más de la separación de la vida, como la otra cara –amable- de la división del trabajo, pero igual de alienante que el resto de condiciones que nos impone el capitalismo. Rechazo de un sistema que reduce a los seres humanos a “recursos humanos” intercambiables. Rechazo de la “catástrofe cotidiana”[xii], en suma, que es a lo que reduce la vida la sociedad capitalista.

La reivindicación de una vida plena frente a la (no)vida que impone la Sociedad del Espectáculo es quizás la aportación más valiosa de los situacionistas a la crítica social, pero también puede tornarse en un arma de doble filo. Como ya pusiera de manifiesto Ken Knabb, el ludismo situacionista y su postura “antisacrificio” pueden servir como coartada para no rendir cuentas y para cambiar de chaqueta en cualquier momento[xiii]. Esa búsqueda de la satisfacción del deseo, que tiene un contenido netamente revolucionario en las tesis situacionistas, también puede transformarse en su contrario, cuando se convierte en la única meta, pudiéndose hablar de “situacionista egoísta”, aquel que adopta una postura pueril en la que lo único que importa es la satisfacción de los propios deseos sin tener en cuenta la situación global de la sociedad y descartando la crítica radical de la misma[xiv].

Ese carácter lúdico pasará a la mayoría de movimientos sociales posteriores, pero totalmente descontextualizado, no es parte de una crítica coherente sino una reivindicación por sí misma, lo que llevará a la paradoja de que lo que era una crítica a la sociedad del espectáculo se transforme en una parte del mismo espectáculo que se deseaba abolir, como sucede con la mayoría de los movimientos antiglobalización de este comienzo del siglo XXI. Los nuevos movimientos sociales se caracterizan por su “simulacro de protesta”, en el que prima más lo simbólico que la acción real. El “buenrollismo político” y el carácter lúdico de las protestas transforman la lucha en algo light, en un juego en el que la responsabilidad y el compromiso son mínimos, siguiendo el lema: “aventura sí, pero sin riesgos”[xv]. Es necesario superar ese dogma sacado de contexto –no se puede entender la reivindicación situacionista de la satisfacción de los deseos sin insertarla en su crítica unitaria de la sociedad capitalista- para avanzar en la búsqueda de un mundo nuevo[xvi]. La revolución no es un juego, es algo muy serio.



NOTAS:

[i] Guy Debord: La sociedad del espectáculo, # 211, p. 85.

[ii] Ibídem, #1, p.3.

[iii] N. Constant: “Otra ciudad para otra vida”, en Internacional Situacionista. Textos completos en castellano de la revista Internationale Situationniste (1958-1969), vol.1. La realización del arte, pp. 106-109; Attila Kotányi y Raoul Vaneigem: “Programa elemental de la oficina de urbanismo unitario”, en Internacional Situacionista. Textos completos en castellano de la revista Internationale Situationniste (1958-1969), vol.1. La realización del arte, pp. 211-13

[iv] En el primer número de la revista Internationale Situationniste se dan las siguientes definiciones de “psicogeografía” y de deriva. Psicogeografía: “Estudio de los efectos precisos del medio geográfico, ordenado conscientemente o no, al actuar directamente sobre el comportamiento afectivo de los individuos.” Deriva: “Modo de comportamiento experimental ligado a las condiciones de la sociedad urbana; técnica de paso ininterrumpido a través de ambientes diversos. Se usa también más específicamente para designar la duración de un ejercicio continuo de esta experiencia.” en Internacional Situacionista. Textos completos en castellano de la revista Internationale Situationniste (1958-1969), vol.1. La realización del arte, p. 15

[v] Sección inglesa de la Internacional Situacionista: La revolución del arte moderno y el arte moderno de la revolución, Pepitas de calabaza, Logroño, 2004.

[vi] Guy Debord: La sociedad del espectáculo, #192, p. 78.

[vii] William Morris: “El arte bajo la plutocracia”, Cómo vivimos y cómo podríamos vivir. trabajo útil o esfuerzo inútil. El arte bajo la plutocracia, Pepitas de calabaza, Logroño, 2004

[viii] Según Theodor W. Adorno, en la práctica de las vanguardias clásicas se produciría una paradoja, al chocar la libertad creativa que propugnaban con la pérdida de libertad “en el todo”, es decir, en el resto de ámbitos de la vida, produciéndose una mayor separación de arte y vida, Theodor W. Adorno: op.cit., pp.9-10.

[ix] René Vienet: “Los situacionistas y las nuevas formas de acción en la política y el arte”, Internacional Situacionista. Textos completos en castellano de la revista Internationale Situationniste (1958-1969), vol.3. La práctica de la teoría, pp. 494-6.

[x] “La dirección realmente experimental de la actividad situacionista es el establecimiento, a partir de deseos más o menos conocidos, de un campo de actividad temporal favorable a estos deseos. Ello sólo puede traer consigo el esclarecimiento de los deseos primitivos y la aparición confusa de otros nuevos, cuya raíz material será precisamente la nueva realidad constituida por las construcciones situacionistas.”, nota editorial al número 1 de Internationale Situationniste: “Problemas preliminares a la construcción de una situación”, en Internacional Situacionista. Textos completos en castellano de la revista Internationale Situationniste (1958-1969), vol.1. La realización del arte, p.12

[xi] Sección inglesa de la Internacional Situacionista: op. cit., p. 57 y ss.

[xii] Andrés Devesa: “Catástrofe espectacular y catástrofe cotidiana”, Re-Evolución, 1, 2005, pp. 9-11.

[xiii] Ken Knabb: “La realización y la supresión de la religión”, op. cit., p. 70.

[xiv] Un caso paradigmático es el del ex-situacionista Raoul Vaneigem, máximo exponente de ese hedonismo pueril y absurdo, Ibídem, p. 73.

[xv] Miguel Amorós: “Cuando lo real se vuelve ilusorio”, op. cit. pp. 9-14.

[xvi] “Para una crítica efectiva de la sociedad capitalista será necesario pasar por encima de uno de los grandes dogmas del izquierdismo (pos)moderno, el hedonismo, que hace de todos nuestros deseos imperativos categóricos que deben ser satisfechos so pena de convertirnos en seres alienados por categorías pasadas de moda como el <<sexo>> o el <<trabajo>>.”, Los Amigos de Ludd: “¿Se abre paso la crítica anti-industrial?”, Los Amigos de Ludd, 8, 2005, p. 3

1 Comments:

Blogger Roberto Iza Valdés said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

1:27 a. m.  

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