Gracias y hasta siempre, Eduardo...
Son muchos años ya, Eduardo. Muchos años desde que te descubrí. Desde entonces te leía, día si, día no. Son muchos años comenzando a leer el periódico por la penúltima página, ésa a la que te tenían relegado, como una molestia, como un reducto de un pasado que se trataba de olvidar. Son tantos años para mí y tan pocos para ti que viviste el corto siglo XX en toda su intensidad y crueldad. Tu vida es la Historia del siglo XX. La Historia de las esperanzas e ilusiones, de los miedos, de las guerras, de las traiciones, de los exilios –exteriores o interiores-, de los odios, del puro sobrevivir... Yo pertenezco generacionalmente al siglo XXI, pero en ti encontraba aquello que me unía a un pasado que tratan de enajenarnos.
Contigo crecí en mis ideas, desde esa primera intuición infantil que nos hace preguntarnos un día por las injusticias que recorren el mundo hasta mis primeras lecturas de Kropotkin, de Marx, de la historia de nuestra guerra civil, de la revolución… de todo aquello que silencian los que quieren que no seamos mas que súbditos (antes) o ciudadanos (ahora), sumisos e ignorantes, en todo caso.
Desde entonces, mi visión de la izquierda ha variado mucho, mis conceptos son muy distintos a los que tenía –o más bien intuía- cuando empecé a leer tu columna, con trece o catorce años. El impulso juvenil de rebelarse y el simplismo del análisis han dado paso a una maduración política en la que a menudo prima más el análisis de los errores y la autocrítica de una izquierda que se dejó vencer, aunque jamás he dejado de tener esperanza en el ser humano y de entrever un horizonte de liberación.
Con el tiempo me fui alejando de ti y de la visión ortodoxa de la izquierda, pero, a pesar de todo, siempre leí tu columna y siempre conservé una conciencia de aquello que nos unía, de ese sustrato común que manteníamos, el de unos valores –libertad, igualdad y fraternidad- que hoy no son mas que un recuerdo lejano, cuando no una cruel burla.
Hoy nos hemos levantado un poco más huérfanos. Sin duda, los buitres carroñeros del capitalismo son mucho más felices hoy, porque hay una conciencia crítica menos, un viejo maestro de la izquierda que se va y con él un pedazo más de esa Historia que tratan de borrar. Cualquier espíritu crítico, cualquier pariente, cercano o lejano, de lo que se llamaba izquierda no puede evitar sentir un vacío inmenso. Gracias Eduardo y hasta siempre…
3 Comments:
Igualdad? Libertad? Fraternidad? Donde? en el Gulag?, en Cuba?. Mas de 100 millones de muertos y aún continúas diciendo esas tonterías?. A cuantos hay que matar, miserable, para que te convenzas de una puta vez que la izquierda ha fracasado a pesar del horror que sembraba. Fueron los trabajadores Polacos los que se rebelaron, no los burgueses, son trabajadores cubanos los que se juegan la vida para huir de la esclavitud. Eres un creyente de tu propia demencia que se niega a ver lo evidente y que con tal de construir el paraiso en la tierra no le importa comvertirla en un infierno, donde estará tu amigo Eduardo junto con los demás heróes, Stalin, Mao, Che, Pol Pot, Ceacescu, todos ellos nadando en un mar de sangre y sufrimiento. Daís naúseas.
Saludos estimado visitante liberal.
No sé de donde habrás sacado que yo pueda apoyar a Cuba o que celebre los "éxitos" de Stalin, Mao o Pol Pot. Supongo que no te habrás molestado en leer ninguno de los artículos de mi blog, ¿para qué?, son muchas letras todas juntitas, uf, ¡qué pereza!
Simplemente te has dicho: "un rojo, a por él", y a continuación has soltado tu carga en profundidad de tópicos bien aprendidos en las tertulias liberales de los Jiménez Losantos y compañía. Pero me temo que has errado el tiro. Ni soy comunista, ni soy progre, ni me gusta Castro, ni defiendo la dictadura del proletariado. Tus tópicos simplistas no me afectan, yo desprecio igualmente a Stalin, a Hitler y a vuestro admirado Reagan. Vuestro mundo me da náuseas y vuestra hipocresía y ceguera me provoca vergüenza ajena.
No me resisto a dejar unas citas para los liberales ineptos que puedan pasarse por esta bitácora donde, a pesar de todo, serán bien recibidos e incluso intentaremos qeu puedan llegar a pensar por sí mismos. Dedicado a todos los fans de Jiménez Losantos:
"El propósito del dictador del proletariado se hizo al estilo del progreso estadounidense: desarrollo capitalista, electrificación, rápida transformación de las masas, ciencia, el procesamiento del medio ambiente natural."
Fredy Perlman: El persistente atractivo del nacionalismo. Etcétera. Barcelona. 1998. pp. 31-2.
"Esta industrialización de la época estalinista revela la realidad íntima de la burocracia: es la continuación del poder de la economía, el salvamento de lo esencial de la sociedad mercantil mediante el mantenimiento del trabajo-mercancía. Es la prueba de la economía independiente que domina la sociedad hasta el punto de recrear para sus propios fines la dominación de clase que le es necesaria: lo que equivale a decir que la burguesía ha creado un poder autónomo que, mientras subsista esta autonomía, puede hasta llegar a prescindir de la burguesía."
Guy Debord: La sociedad del espectáculo. Versión pirata. p. 42.
"El movimiento obrero clásico fue definitivamente derrotado durante la primera mitad del siglo XX. Tras el fracaso de la Revolución Española, la catástrofe que supuso la Segunda Guerra Mundial y la división del mundo de posguerra en dos bloques antagónicos –anverso y reverso de una misma moneda: la dictadura de la industrialización, de la economía independiente del ser humano- se hizo evidente que las tentativas de creación de una sociedad no basada en la mercancía no habían podido superar sus limitaciones propias y las impuestas por el enemigo a batir. El movimiento obrero quedó desarmado ideológicamente, dividido y atrapado en la creciente hostilidad entre el bloque capitalista occidental y la burocracia soviética."
Andrés Devesa: La Internacional Situacionista. Auge y caída de la crítica a la sociedad espectacular. http:/fcuatrocincouno.blogspot.com (pido perdón por el atrevimiento de citarme a mí mismo)
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